
Irak, pasados 4 años desde el comienzo de la invasión, está peor que nunca.
Violencia extrema, atentados ciegos... forman parte de la rutina diaria y son dueños absolutos del país, sin descanso hieren, mutilan, matan...sin distinciones.
Son muchas, demasiadas, las imagens escalofriantes con que nos bombardean los medios, con una indiferencia y normalidad que asusta, como si ya tuvieramos que estar acostumbrados a tanta saturación de odio y sangre...
Me niego, me niego a no sentir, a inmunizarme para que el dolor ajeno no haga mella en mi, porque si no duele es como si no existe, y ser ignorante es demasiado sencillo, demasiado facil.
Recuerdo como creía en la paz cuando empezó todo, fuimos muchos los que nos manifestamos en contra de la guerra, a favor de la paz, creíamos que uniendo nuestras voces, venceríamos, que un mundo en paz era posible, que no se cometerian tales agravios contra un pueblo inocente e indefenso... que incrédulos fuimos.
A pesar de experiencias anteriores como Vietnam, Kuwait, creíamos que en pleno siglo XXI no se cometerían tales atrocidades a cambio de petroleo, de dinero, de poder... que equivocados estabamos.
A pesar de experiencias anteriores como Vietnam, Kuwait, creíamos que en pleno siglo XXI no se cometerían tales atrocidades a cambio de petroleo, de dinero, de poder... que equivocados estabamos.
Tal vez algún día se castigue a los impulsores de esta guerra, pero de que sirve cuando ya ha habido tanto derramamiento de sangre, tanta humillación, tando dolor...tanto de todo.
En la guerra no hay ganadores, porque la guerra se pierde el dia en que empieza.
¿Llegará el día en que después de mucho tropezar con la misma piedra, el golpe sea tan fuerte, que aprendamos de nuestros errores?
¿O debemos resignarnos a que la paz no sea más que una utopia?
Yo no pierdo la esperanza, aunque cada día se me hace más dificil y puede que ese momento llegue demasiado tarde.
2 comentarios:
tantas cosas se convierten en utopía en este mundo...
precioso el texto!
tea
no hay palabras para definir lo que allí sucede y la verdad es que culpabilizar a cualquiera de los dos bandos sería erroneo. La culpa es de la soberbia de unos pocos, y que casualidad que estos no son pobres.
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